los sumideros
He pensado mucho en cómo decir esto tanto que se atragantan mis dedos no debería ser difícil pero tengo el corazón caliente y las manos muy frías. Desde hace tiempo no me salen las palabras pese a escribir desde que tengo recuerdos, me voy quedando sin ellos atrapados en 225 mg No quiero tener que ganarme la vida no me queda tiempo para vivirla, para escribirla acabamos todos el día en el habitual sumidero del agotamiento. Me quedo en las ramas, como de costumbre cuando era niña, que se vivía mejor en los mundos imaginarios de mi cabeza, donde había muchas ganas y fuerzas de ser quien eras y contar cuentos.