los sumideros
He pensado mucho en cómo decir esto
tanto que se atragantan mis dedos
no debería ser difícil
pero tengo el corazón caliente
y las manos muy frías.
Desde hace tiempo no me salen las palabras
pese a escribir desde que tengo recuerdos,
me voy quedando sin ellos
atrapados en 225 mg
No quiero tener que ganarme la vida
no me queda tiempo para vivirla, para escribirla
acabamos todos el día en el habitual
sumidero del agotamiento.
Me quedo en las ramas,
como de costumbre cuando era niña,
que se vivía mejor en los mundos imaginarios de mi cabeza,
donde había muchas ganas y fuerzas
de ser quien eras y contar cuentos.
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