¿afuera?
no encuentro absolutamente ninguna palabra por la que empezar a escribir, a descuartizar lo que siento y quizás sea porque no necesito descomponer cada pedacito que conforma mi entera emocionalidad para poder hacerme habitable. como si la palabra, una vez escrita y no solo pensada -soñada, en cierta forma- diera paso a una realidad factible y, por ello, aprehensible. Y en tanto que tal, podría llegar a comprender qué es lo que circula en mi interior -asumiendo que hubiera una diferencia tajante entre interior y exterior; estas barreras quizás construyan un impedimento mental mayor del que nos atrevemos a asumir pues implica dejarnos en un segundo lugar y asumir que no somos nada por dentro- en todo caso, no sé qué decir, y eso ya dice muchas cosas, demasiadas cosas. tan solo el latido de las sílabas palpitando desde el pecho hasta mis dedos -llegar a la lengua es un camino que requeriría un viaje de ida y vuelta a los infiernos- ya indica una necesidad que sobrepasa la expresividad -...