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Mostrando entradas de junio, 2020

mamá perdona

Mamá, no sólo me gustan los suicidas. Me gustan, como a ti, los cantautores: los míos quizás lloran haber nacido, mientras que los tuyos lloran la patria; y tú lloras con ellos, en tu extraña conexión con Latinoamérica. Me gusta pensar que le cedo mi vida al pasado, y él se encarga de ponerle nombre a lo que no me atrevo a tocar. Y yo me veo en ellos, yo que no tuve voz, en el suicida siento mi garganta; en sus manos, mi historia. Tus cantautores cantan a la libertad, los míos y yo morimos en ella. Pero mamá, no quieres verlo, que yo he sido y soy como ellos, con peor pluma. No quieres ver, mamá, que aun estoy triste.

luz y horas

Me siento a verme marchar a lo lejos en el aire perdura lo observado, el espacio no sostuvo mi trémola mano; allí no había más que luz. Concédeme, tiempo, una segunda noche, el olor a gotas frescas. Cada cual respiraba su luz: tan sólo con los hechos se te capta. Mi cuerpo en la espera me abandona, naciendo cada vez en la hora abrupta, aquella que ha quedado despoblada. Estoy demasiado sola en el mundo. Declinan entonces las palabras, y es que al inclinarme sobre mí misma, puedo creer en las noches.