cuestiones eléctricas
Uno por uno, todos se suben al tren;
yo lo veo desde arriba, en los pasillos y,
con el minutero avanzando, más largo
se hacía el andén.
Yo nunca llego a tiempo para cogerlo;
se despiden desde los cristales, en la lejanía.
Posiblemente no les vuelva a ver.
Otras veces, me subo al vagón del tren,
solo para darme cuenta al rato
que no marcha a donde quiero;
debe estar mal puesto el cartel.
Y busco entre los asientos un rostro conocido;
solo veo manchas difusas y confundidas,
mirando con algo de desdén.
Ahora tengo que volver al mismo día,
misma estación, el mismo andén.
Volver a bajar desesperada las escaleras,
con suerte cojo el siguiente tren.
Pero mi espalda ya está resentida,
llevo ocho horas sin comer,
por estar corriendo de un lado a otro;
sé que hoy tampoco llegaré.
Así, me encuentro en la estación a solas,
mirando el andén crecer y, al fondo,
muy oscura, la figura de mi padre,
yéndose en el tren.
yo lo veo desde arriba, en los pasillos y,
con el minutero avanzando, más largo
se hacía el andén.
Yo nunca llego a tiempo para cogerlo;
se despiden desde los cristales, en la lejanía.
Posiblemente no les vuelva a ver.
Otras veces, me subo al vagón del tren,
solo para darme cuenta al rato
que no marcha a donde quiero;
debe estar mal puesto el cartel.
Y busco entre los asientos un rostro conocido;
solo veo manchas difusas y confundidas,
mirando con algo de desdén.
Ahora tengo que volver al mismo día,
misma estación, el mismo andén.
Volver a bajar desesperada las escaleras,
con suerte cojo el siguiente tren.
Pero mi espalda ya está resentida,
llevo ocho horas sin comer,
por estar corriendo de un lado a otro;
sé que hoy tampoco llegaré.
Así, me encuentro en la estación a solas,
mirando el andén crecer y, al fondo,
muy oscura, la figura de mi padre,
yéndose en el tren.
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