la soledad
La soledad
se viste de mil tejidos,
pero siempre tiene el mismo aroma:
a carne fresca
y sangre seca;
a la vida en el minutero,
a la poesía de los vasos,
a los insomnios,
a los oídos cerrados hacia dentro
con el cráneo espantado,
el interior estallando,
asustando
con su insignificancia
y su vastidad.
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